martes, abril 25, 2006

Avatares de la vida


Como quien no quiere la cosa, la noche del viernes fue una de esas en las que los acontecimientos se desarrollan como en una película de David Lynch. Sin saber muy bien cómo, te ves envuelto en una cena que se convierte en algo más, una tortilla de patata que se transforma en helado Ben&Jerry's; luego te ves bajo un edredón ajeno con los ojos abiertos como platos, con un cuerpo de marfil a tu lado, pero lejos, y entonces te trasladas y ves a tus dos amigos fumando el narguile y con la música de moda en Hercegovina sonando a todo trapo, enarbolando una gran bandera desde el balcón, que pone "Circo Raluy"...

Así que decides dejar esa habitación, que todavía tiene fresca la pintura de cuando la pintó ella, y volver con los tuyos, porque estás deseando contarles las cosas que han pasado. Nada sucede realmente mientras no se lo cuentes a tus amigos.

Y como quien no quiere la cosa, el Circo Raluy, con sus elefantes, tigres, leones y cucharas, se traslada a otro sitio la noche siguiente, con nuevos y descontrolados avatares circulando por la pista, en una actuación igual de Lynchiana y enmarañada. "Eeeel circo ha llegado" pregonan los altavoces del Fiat Punto al pasar por Cabrera de Mar. "Esta noche sesión doble, con los mejores freacks importados de Europa del Este". Tartas con forma de Suiza, conversaciones sobre la vida y la muerte, una docena de botellas de cava descorchadas, contención y exceso mezclados en un perol y aderezado con fresas y alguna rosa.

...quien diga que este Circo es mediocre es porque no nos conoce del todo.

 
Free Web Site Counter
Web Site Counter