Estado de sitio

A veces parece que llueven hostias.

Lunes por la mañana, y la primera en la frente: hace un par de meses tuvieron que hacer obra en el lavabo porque había un escape brutal por nuestras tuberías, podridas y oxidadas, y el agua estaba inundando el baño de las vecinas de abajo. Cambiaron las tuberías de nuestro lavabo y la portera nos dijo que "no nos preocupásemos, que eso lo pagaba Seuma -el propietario". Lo cual es lo más lógico, puesto que en nuestro contrato de arrendamiento dice que el arrendatario pagará los desperfectos derivados del uso cotidiano de la vivienda, y lo de las tuberías no es que sea precisamente "uso cotidiano" si no más bien que las putas tuberías llevan 40 años en el mismo sitio sin una sola reparación.

Pues bien, cuando creíamos olvidado el asunto, el bueno del arrendador nos dice ahora que tenemos que pagar esa obra, y que los fontaneros están esperando. Y la cifra asciende, según la portera -que hace de enlace o informadora entre Seuma y los pobrecitos arrendatarios- a la escalofriante y vergonzosa cantidad de 800 euros.

Lógicamente, ayer hubo debate interno en casa y diversas propuestas salieron a la palestra, entre ellas: asesinar al judío, hacernos los longuis hasta recibir una factura oficial, intentar razonar con el maldito mezquino, no pagar a las bravas, organizar una fiesta benéfica en casa con los colegas para recaudar fondos, y otras ideas menos realistas...

Así que en estos momentos la situación en Hercegovina es de DefCon 3. Porque además, amigos, estamos sin butano. El suministro de bombonas es muy deficiente en nuestro barrio, y ya vamos por el tercer día sin butano para la cocina. Al menos podemos ducharnos con agua caliente porque nos queda otra bombona, pero quién sabe hasta cuándo durará.

Lo próximo no sé qué puede ser. Quizás caiga un meteorito o pisemos una mina escondida bajo las baldosas desde la guerra. Véte tú a saber.

Entre unas cosas y otras, Hercegovina parece Stalingrado en estado de sitio.