viernes, diciembre 30, 2005

Es inevitable

Anoche fue una noche de revelaciones. Los tres estábamos en el sofá viendo El último beso, una película que había visto en el cine y me gustó mucho. La recomendé para verla en familia, entre nosotros, entre el Consejo Jedi. Las circunstancias acompañaban.

La película habla de las relaciones y problemas sentimentales de un grupo de jóvenes al borde de los 30 años, y de las rupturas, encuentros y desencuentros en general. Una esposa que conserva la belleza de cuando era joven lleva 20 años casada con el mismo hombre, y quiere abandonarlo por un antiguo amor, el cual ahora tiene otra relación y un hijo incluso. Finalmente vuelve a casa porque es más fácil mantener el estado de las cosas que empezar desde cero.

Un tipo que llegando a los 30 años se encuentra en una encrucijada. Su padre ha muerto, él ha abandonado el negocio familiar, y no puede superar que su novia le haya dejado. Así que decide comprarse una furgoneta con otros dos amigos y hacer un viaje por África. Uno de estos dos amigos es un tipo felizmente casado y con un crío, que se ha dado cuenta de que la vida con su mujer no es lo que esperaba cuando empezaron a ser novios. El otro es un personaje desarraigado, que deambula de relación en relación sin importarle más que el sexo sin compromisos.

El último es el personaje principal y el eje de la historia. Un tipo de 29 años felizmente casado con su guapa mujer. Esperan una niña. En una boda, conoce a una chica de 18 años. Ambos se ven envueltos en un amor imposible, una historia apasionada. Pero su mujer lo descubre. Lo echa de casa, mientras él tiene que tomar una decisión. La poderosa atracción de la niña de 18 años con todo un futuro por delante, o la estabilidad y la vida normal de un matrimonio con hijos, una bonita casa, "una alfombra étnica para dar un matiz alternativo a tu vida", y todo el paquete completo de cosas que hacen felices a la gente normal.

La decisión, el perdón, la mentira, la infidelidad. Todos son pequeños precios que hay que pagar para obtener un fin último. Sea cual sea. Unos lo llaman felicidad. ¿La verdadera revolución es la normalidad?

La mejor escena es la última. La esposa, ya recuperada la estabilidad con su marido, madre de una niña y parte de una familia normal, "cada día más guapa", sale a hacer footing. Un tipo se queda mirándola y la sigue. Se cruzan las miradas y se sonríen.

Nunca sabemos dónde puede empezar una nueva aventura. Puede ser haciendo footing con un desconocido. Al cruzar las miradas en una boda, al comprar una furgoneta, al hacer bungie jumping, o al sacar la basura a la calle. Supongo que estas pequeñas aventuras son las que hacen perdurar las grandes cosas inevitables.

Por nosotros, por lo que fuimos y por lo que seremos.

3 Comments:

Blogger noestabien said...

era inevitable coincidir. por cierto, la chica de 18 años es muy guapa. hoy todo me parece feo y horrible. la echo de menos.

10:48 a. m.

 
Blogger Alfonso Hernández said...

a mi también me ha venido a la mente... dios, qué guapa.

12:04 p. m.

 
Blogger Ernesto de la Serna said...

Hablando de treintañeros que se encuentran con sus amigos de la infancia y se plantean qué han hecho hasta ahora y qué les va a tocar después, me permito humildemente recomendar Beautiful girls. En su día me dejó la misma sensación agridulce que describes.

Por cierto, aparece Natalie Portman (la Amidala de la trilogía de Star Wars) con apenas 14 años, pero más que bien llevados...

8:44 p. m.

 

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