martes, diciembre 20, 2005

Llega la **** navidad

El sábado pasado iba caminando por el barrio gótico en la tediosa tarea anual de buscar regalos navideños. Estos días vuelvo a casa y quiero tener un detalle con ellos. Por compromiso y porque quiero. Quiero decir, que hacer regalos debería ser algo espontáneo y agradable, pero el acontecimiento navideño lo convierte en un sopor extraordinario y obligatorio. El resto de la gente que abarrotaba las calles también estaba inmersa en la tediosa tarea anual, y por tanto todos íbamos como borregos deambulando por las tiendas y puestos callejeros en busca de un regalo. Una estampa absurda.

Las navidades me ponen de los nervios. Son una crisis. Por un lado, suponen una especie de tregua en lo cotidiano. La gente -a veces- da la impresión de que es más amable, y todo. La familia se reúne, los amigos se encuentran. Pero hay algo que no cuadra. En mi caso y en el muchos otros, la navidad significa volver a casa y sentirse acogido por tu familia. Encontrarte con los tuyos y sentirse a salvo -de algo-. Pero en el caso de muchos otros, y en el nuestro también, pero en otro plano, significa no tener adónde ir, o tener que ir a un lugar que no debería ser como es. Recordar momentos que no deberían recordarse. Darse cuenta de que todo el bien y el mal del mundo se unen en estos días.

Me refiero a los que están solos. A los que están lejos o se han ido. Al dolor y al sufrimiento. De pequeños todos ansiábamos que llegara la navidad. Era el acontecimiento del año junto con tu cumpleaños. Ahora me da igual que llegue o que se vaya, aunque prefiero que pase lo antes posible. La navidad es la época más injusta del año, porque para nadie es igual y para todos es impuesta. Es eso: navidad. Para los ricos, es más fácil que sea una época más divertida que para los pobres. Al menos en estos días no pasarán hambre ni frio. Y a los que se sienten infelices, se les recuerda -o se les instiga- a que se olviden de que son infelices y busquen la felicidad en su interior.

Esto viene a colación de un suceso que me ha dejado perplejo y conmocionado. Los tres chicos que han quemado viva a una mendiga en una calle cercana a Hercegovina. Hablando esta mañana con el Perdido, concluíamos que los chavales (de unos 18 años) han debido de hacer esto "por diversión". Por no saber qué hacer cuando llegan las vacaciones de navidad, supongo. Por ver qué pasa cuando le das una paliza a alguien indefenso y luego le prendes fuego.

La navidad no es mejor ni peor que el resto del año. El bien y el mal existen 24x7. Pero en estos días todo se vuelve más intenso, y las injusticias, lejos de entrar en una tregua, se acentúan. Los recuerdos, las ausencias, las pérdidas, se reviven precisamente cuando hay que estar contentos y dichosos. Es la rica herencia de una religión de paranoicos y esquizos. Ninguno estamos a salvo de la navidad, y eso no me gusta.

Un año acompañé a mi madre a servir una cena de nochebuena en un albergue municipal de Madrid. Los indigentes que estaban allí cenaron bien, estuvieron calientes y se sintieron acogidos, al menos durante esa noche. Sería demagógico y empalagoso decir que fue una de las nochebuenas más emocionantes que he vivido, porque fui a regañadientes y luego me alegré de haber ido. Pero sí diré que los buenos sentimientos que inspira la navidad son sólo para los que pueden comprarlos. Todo lo demás, sólo existe para los que tienen limpio el corazón: los niños y los locos.

De todas formas, feliz navidad.

2 Comments:

Blogger noestabien said...

feliz navidad jinete. y cuanta razón hay en tu post.. por cierto, veo que tenemos nuevo link invitado.

1:43 p. m.

 
Blogger Ernesto de la Serna said...

Solía compartir tu opinión sobre la Navidad, pero desde que vivo lejos de casa me he encariñado con estas fechas, que me dan la oportunidad de volver a casa y estar con mi familia. Supongo que es una especie de síndrome de El Almendro.

Ahora, no creo que tengamos que vincular lo de los tres hijos de puta que quemaron a esa pobre señora con estas fechas. Hijoputas los hay en todas las escalas sociales, e hijoputadas las hay en todas las fechas del año. Lo que sí espero es que se comerán el turrón en el talego, y se pudran ahí dentro una buena temporada.

Saludos al jinete y sus dos compañeros de fatigas. INteresante bitácora la vuestra, pardiez.

12:25 p. m.

 

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