miércoles, diciembre 07, 2005

para no dormir

Salimos antes de ayer y ya de principio algo no iba bien. A la altura de granollers deducimos que lo que no iba era la autopista que habíamos tomado. Vuelta atrás y empieza de nuevo.

Llegamos a formigueres y hacía un gran día. Poca gente, sol y de vez en cuando algunos copos. Fue el pirmer día de snow para el jinete y para mí. El perdido se perdió en las pistas más fuertes.

Comimos en el bar de nuestro hotel de saillagousse, paseamos un poco por el pueblo y nos largamos a pasar la tarde a puigcerdà. Incluso cenamos allí.

Después de cenar habíamos quedado en el hotel con axel y jordi, que subían y necesitaban otra habitación. Bien.

Después de dar una vuelta enorme por una carretera terciaria que va de puigcerdà a saillagousse pasando por sitios raros como ur o enveitg, llegamos a nuestro hotel, que se erguía entre una brisa rojiza.

Me pareció ver una sombra cuando llegamos al portal, pero no había nadie. Entramos con el código que teníamos, pero en recepción no había nadie (sólo un extraño olor a azufre). Eran como las 22 40. Inquietos, buscamos nuestra llave en el mostrador pero nada. Sabíamos que estaba en el bar del hotel, totalmente cerrado desde dentro y desde fuera.

Llegaron axel y jordi. Pasaron unos minutos de nervios y tensión. Dudamos sobre si ir a otro hotel y dejar nuestras cosas en la habitación 32, cerrada. Llamamos a un número del hotel, pero, claro, sonaba el teléfono del bar. Llamamos a los gendarmes. No había nadie. Jinete trataba de inventar una ganzúa. Algunos miraron por el pueblo fantasmagórico, buscando presencia humana. Yo bajé al jardín del hotel. Detrás de unos troncos y un pozo, me pareció ver una oreja humana, pero no quise reparar en ello. Buscaba una escalera. Un gato negro me asustó y me fui.

Un rato después, todo había sido en vano y ya era muy tarde. Decidimos quedarnos y dormir en los pasillos. Juntamos cojines de sofás y nos hicimos con unas sábanas de la lavandería de aquel hotel fantasma en el que, si te quedabas solo por un rato, te parecía intuir que habría carnicería y se te erizaba todo. Un perro junto a la puerta del hotel parecía alertarnos de algo.

Finalmente nos tumbamos en el pasillo enmoquetado y, con esfuerzo, nos dormimos. Algunos se fueron despertando, otros no. Jordi montaba guardia en el portal del hotel, valiente decisión. El resto nos refugiábamos armados de valor y cojines.

A las 7h de la mañana llegó la mujer de la limpieza, de satánicos rasgos. Jinete y jordi se abalanzaron sobre ella pronunciando unas plegarias de precaución, e hicieron que nos diera la llave. Cogimnos todo de la maldita habitación 32 y nos fuimos. Adiós hotel le christiania (que nombre irónico..).

Una nube oscura dejó caer copos de nieve negros por toda francia. Sería el cabreo de la dueña del hotel al ver que nos fuimos vivos y sin pagar. Disfrutamos de un buen día en la molina.

Jinete y yo nos caímos varias veces y terminamos magullados. Llegamos vivos después de un largo viaje de vuelta y a pesar de la noche de pesadilla que vivimos en un poblado francés. Y aparentemente llegamos con todos nuestros órganos vitales intactos.

1 Comments:

Blogger Alfonso Hernández said...

vaya canteo de finde!!!!!!!!!

1:22 p. m.

 

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