martes, noviembre 29, 2005

Por las mañanas hace frío


Una fría mañana en el campamento base. La cima del Nanga Parbat se adivina como flotando entre la nebulosa que rodea la cordillera himalaya a esas horas de la mañana. Las primeras luces del día aún están lejos de vislumbrarse. Es noche cerrada, y la oscuridad sólo está rota por el reflejo de la luna, también envuelta entre nubes más opacas que transparentes. Los reflejos blancos tiñen el cielo, no se sabe si pertenecen a la luna, a su reflejo o a la montaña.

Se abre la tienda de campaña, azotada por un viento denso y cortante. De ella surge una figura soñolienta, escondida entre capas de ropa térmica. Después de un breve y necesario paseo al exterior, vuelve a la tienda. Sus compañeros duermen. Saca el brazo unos centímetros de la tienda y lentamente, coge un trozo de nieve. Lo pone en un cazo de hojalata abollado. Le añade una pastilla de sales minerales para que la simple nieve derretida sea algo nutritiva, y lo pone al fuego del hornillo. Cuando está suficientemente caliente, deposita una bolsa de té y lo remueve.

La escena podría repetirse en Gorazde, localidad de la Herzegovina oriental. Una familia de granjeros saliendo al patio de casa una fría y nebulosa mañana de noviembre, en plena ofensiva del ejército serbio. Bombardeos en la lejanía. Un ligero olor a carne quemada que proviene del horizonte. Un día duro, es lo que va a ser, y más este invierno, cuando el agua de los corrales está helada, la paja dura y astillada, y los pocos troncos que quedan para hacer leña tienen verdín y están húmedos.

Empieza el día en una Hercegovina invernal. Queda por subir una dura, fría y vertical cima.

De este invierno, no pasamos.

 
Free Web Site Counter
Web Site Counter