Conmiseración
-(Del lat. commiseratĭo, -ōnis). 1. f. Compasión que se tiene del mal de alguien.
En Rumanía, Nicolai Escrotus y Constantina Falopia vivían una existencia miserable. Su casa cercana a Timisoara les daba lo suficiente para vivir, pero pasando muchas penalidades. La granja que mantenían como arrendatarios era de un señor importante de la ciudad, y ellos dos y su hijo pequeño la cuidaban durante el largo invierno. El bosque estaba cerca, y les daba leña, pero no era suficiente para evitar el frío. Las patatas cocidas en un perol, a la lumbre del hogar, era durante ese tiempo su única dieta. El pequeño Ionut, de 5 años, era el que peor lo pasaba.
Sus padres solían emborracharse con licor de trigo de 75 grados. Por la noche pegaban a Ionut mientras jugaban al Monopoly. A veces le amenazaban con empalarle, siguiendo una arraigada tradición rumana. Escrotus y Falopia, de 35 y 32 años, eran una pareja desalmada, sin horizontes ni perspectivas. Ambos eran voraces oyentes de la cadena COPE. Tuvieron al pequeño Ionut por un error de cálculo, pues pensaban que la marcha atrás era un paso de baile típico de los Cárpatos, y le culpaban de todos sus problemas y miserias.
Un día, el cartero de la zona escuchó el llanto del pequeño. Acudió a la granja y se encontró a Escrotus y Falopia en plena faena pugilística con el inocente Ionut. Atemorizado, el cartero los denunció a la policía. El abominable matrimonio huyó hacia el bosque con lo puesto, Monopoly incluido, hasta que llegaron a la frontera. Allí se arrancaron un par de dientes y se hicieron poner unos de oro, para pasar por gitanos. Una vez convertidos en gitanos, y con la policía en los talones, se metieron en el primer autocar de gitanos que iban hacia España con sus limpiacristales y su material para limpiar los parabrisas de los coches.
Una vez en España, decidieron bajarse en Barcelona y buscar un sitio para refugiarse. Unos amigos suyos estaban metidos en la mafia rumana -tráfico de dientes e implantes bucales áureos-, y decidieron asentarse en esta ciudad y formar una nueva familia. Algún día, quizás, lleguen a cumplir su sueño: ver en persona a Federico Jiménez Losantos.
Escrotus y Falopia son nuestros vecinos.
Pero en el fondo tampoco se diferencian tanto de nosotros.
Noestabien y yo estamos buscados en Francia por fraude con tarjetas de crédito, estafa e impago de establecimiento, posesión de estupefacientes, y delitos menores relacionados con el tráfico de revistas porno, conducción temeraria sobre bicicleta, acampada libre en lugares no permitidos y escándalo público y embriaguez.
En el fondo, todos huimos de algo.
Y todos estamos inmersos en nuestra propia conmiseración.
posted by Alfonso Hernández at 12:05 p. m.
Pos que bien.
Rumanía no está lejos. Sobre todo de Barcelona.
Será por eso que estáis haciendo un héroe de Jiménez Losantos, que lo tenéis cada día más cabreao. Sé ecuánime, delegado, que luego pasa lo que pasa y las vacas se tirán al monte. En todas las ondas cuecen babas,y donde las dan las toman.
Hace casi dos años que el PP ha dejado de ser el problema. El problema ahora es otro. Pero siempre habrá un idiota que tape nuestra incompetencia. Se os va viendo el plumero.
¡Salud y República!
5:06 p. m.
escribo desde florencia. gran ciudad donde nadie conoce a nadie y donde uno se da cuenta en plena sindrome de stendahl, que espana (no hay enye) es africa(ni acentos, mierda de teclado..). somos una republica bananera. me averguenzo de nuestros politicos, de nuestros periodistas (o mejor dicho, nuestras voces publicas. porque de periodistas poco..) y de nuestro todo, siempre tan nuestro por si acaso la palabra "espanol" se nos pierde por el camino. el pp no es un problema, no lo es tampoco mi pais (catalunya) ni lo son las personas se sientan de donde se sientan. el problema es la pasta. no el idioma o el sentimiento. quien no vea esto es porque ha sido cegado por algunos interesados en que asi sea.
yo lo siento pero me siento primero de barcelona y luego islandes. Y quiero a catalunya por unas costumbres que siento mias. con espana me unen las mismas tradiciones que con italia (pero una gran admiracion por otra parte).
y advierto: noestabien no es nacionalista, es de la tierra que siente..
salud y republica (menudo debate)
7:05 p. m.
Dalí -ese gran catalán- dijo que lo más nacionalista era el ultralocalismo. Mi barrio es mi patria, mi pueblo es mi nación. Yo me siento español, pero me avergüenzo de esta bandera, que expulsó ilegalmente con un golpe de estado a la tricolor. Y me avergüenzo de mis políticos, pero todas las naciones se merecen los políticos que tienen. Así que al que no le guste: a tragar, o que se meta a estudiar políticas.
Me siento español y castellano, y vivo en una gran región que es Catalunya, donde no hay demonios y sí buena gente.
salud y república
12:18 p. m.
¿Y qué problema que Cataluña o Catalunya (mes lo mesmo) sea una nación? ¿Es que ese es el problema? Venga ya. El problema, como dice noestabien o noestamal (lo mesmo me da) es la pasta.
Ah, delegado, a mí la bandera tricolor el único respeto que me merece (y es muchísimo) es el de las gentes que se jodieron por ella frente a los gorilas de siempre, pero, si me dan a elegir, prefiero la que lleva con nosotros más de dos siglos. Con la monarquía y con la I República. Luego un pseudoradical catalán se inventó la tira morada para molar mogollón por el lado castellano que le jaleaba, y a tomar por culo, todos descolocados.
Ah, tened cuidado, que se empieza cerrando emisoras y se acaba rellenando hornos crematorios con peperos con patatas. Si somos mejores, hay que demostrarlo. Siempre.
Y puestos a chulerías, siendo de Chamberí mi patria es Lisboa. Islandia está bien pero desde que me he enterado de que no hay vacas, pues como que no.
¡República Federal Simétrica ya!
3:25 p. m.
comentarios jugosos que dan para un post. mi siguiente comentario en el post que cuelgo.
5:09 p. m.